La esencia de la vida van, los privilegios del amanecer

Abrir un ojo. Abrir la puerta de la furgoneta. Inspirar. Llenar los pulmones con el aire fresco del amanecer y ofrecer a los ojos el espectáculo magistral del despertar de la naturaleza. Despertar con la naturaleza. Recordar nuestros sentidos. Saborear las pequeñas incomodidades, apreciándolas porque nos devuelven a nosotros mismos. Recordar que las comodidades de nuestra vida moderna son muy recientes en la historia de la humanidad.

Humanidad. Ver cómo crece en nosotros a medida que pasamos más tiempo al aire libre. Contemplar la belleza de los paisajes que atravesamos, ver la complejidad de cada brizna de hierba que pisamos y, de repente, darnos cuenta de la hazaña que supone ser humano. Disfrutar de la compañía de quienes se cruzan en nuestro camino como tantos milagros. Comprender las infinitas condiciones y circunstancias que nos reunieron anoche en torno al fuego. Ser el primero en despertar esta mañana. 

Disfrutar del silencio. 

Respira hondo. 

Pronto oímos unas voces apagadas procedentes de otras dos furgonetas. Aquellos viajeros con los que compartimos la velada y apasionadas discusiones. Verles bajar y respirar hondo por turnos. Saludarse con la mirada. No necesitar palabras para compartir la belleza de esta mañana. Sentir que tocamos algo fundamental.

Conocer a otras personas. Estar al aire libre. Viajar de forma diferente. Apreciar nuestra buena suerte. Cuidar el lugar que ocupamos. Pertenecer a un grupo. Compartir valores auténticos. Proteger rincones del paraíso como éste del hormigón y el turismo consumista. Preservar estos espacios.

Devolver a los humanos a la naturaleza y regenerar nuestra naturaleza humana.

Viaje con EVAZION.