Tick tock boom. Hace 4 años, el mundo se paró. La pandemia global pulsó el botón de parada de la loca carrera de nuestro mundo. Tuvimos que reinventar una forma de disfrutar de nuestra casa, de nuestro entorno y de la gente que nos rodea. ¿Cómo escapar a menos de un kilómetro? ¿Cómo evadirse en casa? ¿Cómo evitar el impacto? ¿Cómo viajar de otra manera? Más cerca, más presentes, menos conectados. Y desde entonces, el nomadismo ha recobrado importancia.

Desde hace dos años, EVAZION reúne las condiciones para promover el turismo lento y las microaventuras: un cambio de aires a unas decenas o centenas de kilómetros de casa. Encontrando y haciendo accesibles spots privados en plena naturaleza, el reto se ha cumplido, y la respuesta ha sido increíble. Nuestro reto diario es conciliar el deseo y la necesidad de avadirse de todo sin tener un impacto negativo en el medio ambiente. Mejor aún, cada día intentamos invertir la visión que nos dicta que no debemos crear un impacto negativo, buscando en su lugar cómo podemos crear un impacto positivo.

Como todos sabemos, la experiencia de ser nómada en pleina naturaleza puede transformarnos y hacernos más humildes. Incluso durante unos pocos días, nos sitúa en nuestro lugar en el ecosistema terrestre y nos ayuda a ver, escuchar y respetar mejor. Al aligerarnos, nos vemos obligados a ver nuestro entorno con más claridad, lo que nos anima a mostrar un mayor respeto por nuestro medio ambiente.

Por nuestra parte, nos sentimos muy identificados con esta imagen del viajero guardián, aquel que no consume su viaje sino que lo vive. Con aventura, presencia y respeto. Como si cada uno de nosotros tuviera la misión de cuidar allá donde va, sin que esto sea una obligación.Que sea lo normal. Por eso sentimos la urgente necesidad de democratizar este tipo de viaje. El slow travel, se llame como se llame, consiste en tomarse un respiro. Alejarse de todo. ¿Cómo hacer que sea tan atractivo como visitar un país del otro lado del mundo? ¿Cómo conseguir que explorar todos los países deje de ser un objetivo vital y que, en su lugar, cuidemos el tiempo y el espacio que nos contiene?

Tenemos que encontrar la manera de satisfacer nuestra sed de exploración y evasión, contribuyendo al mismo tiempo a un círculo virtuoso en el que todo el ecosistema pueda beneficiarse. Todos tenemos una responsabilidad. Individual, colectiva y también moral. Como viajeros nómadas, somos testigos del impacto que tenemos en los lugares que visitamos cuando somos numerosos. Tenemos que volvernos a apropriar de nuestro papel y pasar de espectadores a actores, de consumidores a guardianes. Tenemos que proteger los lugares más bellos de nuestras regiones para que nuestros hijos también puedan disfrutarlos.